Aprende a gestionar tu Estrés
- Elisa Lizeth Psicóloga
- 30 sept 2020
- 2 Min. de lectura

Llevar un ritmo frenético, llevar mil cosas mezcladas en la cabeza, siempre con prisas y mirando el reloj, llevar las tareas de casa al día y además estar enfrentándote a un reto a conseguir (laboral o personal) puede convertirse en una odisea.
Lo primero de todo es saber diferenciar entre ansiedad y estrés, pues no son lo mismo, aunque coloquialmente los utilicemos como sinónimos. El origen del estrés es una situación o pensamientos más concretos y fácilmente reconocibles, mientras que el de la ansiedad es mucho más difuso. Es decir, en la ansiedad la amenaza, que percibe nuestro cerebro, muchas veces no son identificables.
Si últimamente notas falta de energía, poca concentración, olvidos frecuentes, dolores de cabeza, problemas intestinales, dificultades sexuales entre otras y altamente preocupado/a estos son síntomas más que significativos para que empieces a pensar que ha llegado el momento de enfrentarte a tu estrés y cambiar la situación o situaciones que te están llevando por ahí. Pues si continuas es esa línea los daños tanto mentales como físicos pueden ser graves, sin mencionar el daño que puede causar en tus relaciones, tanto laborales como familiares y en al resultado de aquellas cosas que tienes entre manos conseguir.
Así que para, respira y piensa… ¿qué es lo que te da miedo y preocupa? El miedo es una emoción básica. Más vale aprender a gestionarla de manera correcta y adaptativa que solo querer que desaparezca. Tengo una mala noticia, el miedo forma parte de tu vida y de la de todos y no desaparecerá.

Ser prácticos, resolutivos y hacer uso de la parte de nuestro cerebro más analítica puede ayudarte mucho. Así que coge un papel y escribe, haz un esquema y comprende tu miedo y tus reacciones. De esta manera conseguirás identificar cuándo y cómo comienza tu estrés y qué lo está causando. Conseguirás ver a tu estresor de otra manera y poder priorizar los pasos a seguir. Como:
- Aplicar técnicas de respiración,
- durante un rato mantener tu mente distraída en alguna tarea o imagen placentera y relajante,
- reinterpreta la situación e intenta darle otro punto de vista,
- genera alternativas de solución,
- y potencia tu mundo emocional.
¿Te atreves?
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